Gabriel Gaviña

Lic. en Medicina China

Dip. en Dietética y Nutrición Humana

Gabriel Gaviña

Lic. en Medicina China

Dip. en Dietética y Nutrición Humana

La vivienda en Pekín

No quiero entrar en detalles irrelevantes pero para que tengas una idea de las dificultades que viví te contaré una corta anécdota.

En esa época en china los extranjeros solo podían vivir en sitios cerrados con guardias armados, llamados Compounds, donde los alquileres, si es que los encontraba, tenían un valor de 1500 dólares por un sitio de 30m2.

Dado mi bajo presupuesto, la solución de la vivienda pasaba por una habitación en la universidad o un piso de alquiler en un barrio chino. Esta segunda opción era totalmente ilegal.

La habitación en la universidad que me prometieron desde España ya estaba ocupada. Cuando llegué hasta la puerta y hablé con el responsable me dijo que ya estaba ocupada por una chica estudiante del país de Laos. Mucho tiempo después entendí que este tipo de cosas es bastante típica en China. Y no había ni una sola habitación disponible.

La búsqueda de un piso en barrio chino fue la solución (ilegal) que quedaba.

No hay otra manera de dar con un piso apto para vivir que contactar con “grupos” (mafias) que se dedicaban a encontrar pisos a extranjeros. Para ello debía adelantar 100 dólares y ellos nos mostraban 3 opciones. Las cuales eran terribles y que nos obligaban a pagar otros 100 dólares para otra tanda de 3 visitas más!

Una vez en el piso, que era de pésima calidad, donde cada semana se tapaban las tuberías, las ventanas cerraban tan mal que debíamos fijarlas totalmente con cintas adhesivas, la pileta de lavar los platos tenía el tubo para el desagüe en el lugar más

alto del fondo y no en el más bajo, igual que la ducha del baño donde el agua se filtraba hasta las habitaciones…

Finalmente entendí que todos los pisos eran iguales (comunismo). Las ventanas en invierno tenían una capa de hielo de 1 cm, por dentro! De modo que no podíamos ver hacia afuera y da idea del frío interior con el que vivíamos.

Resultó que los vecinos del edificio, al ver extranjeros viviendo allí, nos denunciaban a las autoridades. Entonces venía la policía a hacer un simulacro de llevarnos a la comisaría. Lo que en realidad era una “petición” de soborno. Lo que nos daba un tiempo más en el edificio… Y así tuve que cambiar de piso… 3 veces.

Lo que quiero explicar es que la vida en éste tipo de ambiente tremendamente estresante no colaboró en absoluto a salir del verdadero problema…la fibromialgia.

En el Hospital

Mi profesor (el Dr. Bian, en la foto con polo gris y cuello negro) ayudó a que me aceptaran como médico practicante en el hospital HU GUO ZU en las afueras de Pekín, el cual quedaba a 1 hora y media de viaje desde mi piso.

Los viajes al hospital era una batalla a las 5.30 de la mañana, con una temperatura ambiente de -5ºC a -10ºC en invierno para conseguir un sitio en autobús, como se puede ver en la foto.

La comunicación con la jefa médico, la Dra. Zhang era en inglés pero inicialmente la comunicación con los pacientes era nula. Fue así los primeros meses hasta que

comencé a hablar algo de mandarín (fui 6 meses a la universidad para aprender las bases).

El primer día la Dra. Zhang me dio una bandejita con cientos de agujas de acupuntura recicladas, totalmente oxidadas de distintos tamaños, y me dijo que la siguiera. Vi enseguida que sus hábitos de trabajo se desarrollaban a una velocidad vertiginosa.

Llegamos a una de las 3 consultas que ella usaba para tratar a sus pacientes. Cada una de ellas tenía unos 15 m2 y había entre 5 y 6 personas esperándola en cada una. Unos sentados, otros en camillas. Todos con la ropa puesta. Ella intercambió unas palabras con uno de ellos, le salía vapor de la boca cuando hablaba, igual que a él. Luego le colocó agujas de acupuntura en las manos, los pies y en la espalda, pero por encima de la ropa!

Luego me explicó que no se sacaban la ropa por el frío. Todas las ventanas de las consultas estaban con grietas en los cristales o no cerraban bien, igual que en mi piso.

Luego me señaló un paciente y me dio la prescripción de puntos que debía usar, unos 10 nombres en chino… y se fue a otra habitación.

Me dejó allí, petrificado,  con las 6 personas mirando fijamente al “Laowai” (como me llamaban ellos, significa extranjero en chino).

Si hubiera aprendido los puntos de acupuntura  por su nombre en chino y no por el código de meridiano y número (como se enseña en la Escuela Superior de Medicina China en España) tampoco hubiese entendido su pronunciación.

Por supuesto al día siguiente había aprendido los 100 nombres en chino de los puntos de acupuntura más usuales. No podía defraudarla. La Dra. Zhang era una heroína silenciosa de su tiempo. Atendía 50 personas cada mañana con sólo un ayudante y jamás se quejaba de nada. Un día llegó totalmente afónica y con fiebre. Se veía que

estaba transpirando. Tomó una de las bandejas de agujas oxidadas y se las puso ella misma, mientras yo la miraba, agujas en la nuca, brazos y cabeza (puntos para tratar el síndrome gripal). Cuando terminó me miró y preguntó: “¿Vamos?” Trabajó media hora con las agujas puestas. Y con gripe desde las 7.30 de la mañana hasta las 12.30, que comíamos en el comedor del hospital. Luego ella seguía a las 14.00 con 4 horas más de trabajo.

Yo volvía a casa, otra hora y media de viaje, ahora con menos gente en el autobús.

Enseñando Squash

Mientras trabajaba en el hospital pude encontrar mi primer empleo como profesor de Squash en el complejo Hotelero Kempinsky.

Enseñaba varias horas por día a alumnos de países occidentales y también a ciudadanos chinos que hablaban inglés con un poder adquisitivo bastante alto.

La foto es extraída de una revista de actualidad de la época. 

Fui reconocido como el jugador número 1 de Squash en China y por ello la entrevista de la foto. Puedes ver el aspecto de debilidad que tenía. A pesar de ello debía persistir porque necesitaba los conocimientos, necesitaba saber cómo curar mi “Fibromialgia” y obviamente para mi sustento diario. 

Tanto sufría teniendo que hacer el esfuerzo físico que exige la enseñanza de un deporte de tal dureza que, en cuanto no tuve la necesidad de hacerlo en mi regreso a España, jamás volví a tocar una raqueta de squash! Actualmente, aunque me siento perfectamente, ni siquiera resisto el ruido de la pelota. Hasta ese punto llegó mi aversión!

Además utilicé mi tiempo para formarme en una disciplina de la medicina natural llamada Medicina Anti-homotóxica o también llamada Homotoxicología de Reckebeg.

Es la ciencia que estudia la influencia y los efectos sobre el organismo humano de sustancias que le son dañinas o tóxicas. A estas sustancias se las llama Homotoxinas. La cual sentó las bases de mis conocimientos del equilibrio del pH (acidez-alcalinidad).

Pasé 3 años muy sacrificados y duros. Tuve mejorías en los síntomas durante semanas para luego volver al inicio.

No fue hasta que decidí que el período de “China” en mi vida había acabado, y volví nuevamente a España, que mi salud no cambió. La decisión fue prácticamente forzada por mi falta de energía y dolores generales. Ya no podía continuar más.

En la foto la triste despedida con grandes amigos…

La vivienda en Pekín

No quiero entrar en detalles irrelevantes pero para que tengas una idea de las dificultades que viví te contaré una corta anécdota.

En esa época en china los extranjeros solo podían vivir en sitios cerrados con guardias armados, llamados Compounds, donde los alquileres, si es que los encontraba, tenían un valor de 1500 dólares por un sitio de 30m2.

Dado mi bajo presupuesto, la solución de la vivienda pasaba por una habitación en la universidad o un piso de alquiler en un barrio chino. Esta segunda opción era totalmente ilegal.

La habitación en la universidad que me prometieron desde España ya estaba ocupada. Cuando llegué hasta la puerta y hablé con el responsable me dijo que ya estaba ocupada por una chica estudiante del país de Laos. Mucho tiempo después entendí que este tipo de cosas es bastante típica en China. Y no había ni una sola habitación disponible.

La búsqueda de un piso en barrio chino fue la solución (ilegal) que quedaba.

No hay otra manera de dar con un piso apto para vivir que contactar con “grupos” (mafias) que se dedicaban a encontrar pisos a extranjeros. Para ello debía adelantar 100 dólares y ellos nos mostraban 3 opciones. Las cuales eran terribles y que nos obligaban a pagar otros 100 dólares para otra tanda de 3 visitas más!

Una vez en el piso, que era de pésima calidad, donde cada semana se tapaban las tuberías, las ventanas cerraban tan mal que debíamos fijarlas totalmente con cintas adhesivas, la pileta de lavar los platos tenía el tubo para el desagüe en el lugar más

alto del fondo y no en el más bajo, igual que la ducha del baño donde el agua se filtraba hasta las habitaciones…

Finalmente entendí que todos los pisos eran iguales (comunismo). Las ventanas en invierno tenían una capa de hielo de 1 cm, por dentro! De modo que no podíamos ver hacia afuera y da idea del frío interior con el que vivíamos.

Resultó que los vecinos del edificio, al ver extranjeros viviendo allí, nos denunciaban a las autoridades. Entonces venía la policía a hacer un simulacro de llevarnos a la comisaría. Lo que en realidad era una “petición” de soborno. Lo que nos daba un tiempo más en el edificio… Y así tuve que cambiar de piso… 3 veces.

Lo que quiero explicar es que la vida en éste tipo de ambiente tremendamente estresante no colaboró en absoluto a salir del verdadero problema…la fibromialgia.

En el Hospital

Mi profesor (el Dr. Bian, en la foto con polo gris y cuello negro) ayudó a que me aceptaran como médico practicante en el hospital HU GUO ZU en las afueras de Pekín, el cual quedaba a 1 hora y media de viaje desde mi piso.

Los viajes al hospital era una batalla a las 5.30 de la mañana, con una temperatura ambiente de -5ºC a -10ºC en invierno para conseguir un sitio en autobús, como se puede ver en la foto.

La comunicación con la jefa médico, la Dra. Zhang era en inglés pero inicialmente la comunicación con los pacientes era nula. Fue así los primeros meses hasta que

comencé a hablar algo de mandarín (fui 6 meses a la universidad para aprender las bases).

El primer día la Dra. Zhang me dio una bandejita con cientos de agujas de acupuntura recicladas, totalmente oxidadas de distintos tamaños, y me dijo que la siguiera. Vi enseguida que sus hábitos de trabajo se desarrollaban a una velocidad vertiginosa.

Llegamos a una de las 3 consultas que ella usaba para tratar a sus pacientes. Cada una de ellas tenía unos 15 m2 y había entre 5 y 6 personas esperándola en cada una. Unos sentados, otros en camillas. Todos con la ropa puesta. Ella intercambió unas palabras con uno de ellos, le salía vapor de la boca cuando hablaba, igual que a él. Luego le colocó agujas de acupuntura en las manos, los pies y en la espalda, pero por encima de la ropa!

Luego me explicó que no se sacaban la ropa por el frío. Todas las ventanas de las consultas estaban con grietas en los cristales o no cerraban bien, igual que en mi piso.

Luego me señaló un paciente y me dio la prescripción de puntos que debía usar, unos 10 nombres en chino… y se fue a otra habitación.

Me dejó allí, petrificado,  con las 6 personas mirando fijamente al “Laowai” (como me llamaban ellos, significa extranjero en chino).

Si hubiera aprendido los puntos de acupuntura  por su nombre en chino y no por el código de meridiano y número (como se enseña en la Escuela Superior de Medicina China en España) tampoco hubiese entendido su pronunciación.

Por supuesto al día siguiente había aprendido los 100 nombres en chino de los puntos de acupuntura más usuales. No podía defraudarla. La Dra. Zhang era una heroína silenciosa de su tiempo. Atendía 50 personas cada mañana con sólo un ayudante y jamás se quejaba de nada. Un día llegó totalmente afónica y con fiebre. Se veía que

estaba transpirando. Tomó una de las bandejas de agujas oxidadas y se las puso ella misma, mientras yo la miraba, agujas en la nuca, brazos y cabeza (puntos para tratar el síndrome gripal). Cuando terminó me miró y preguntó: “¿Vamos?” Trabajó media hora con las agujas puestas. Y con gripe desde las 7.30 de la mañana hasta las 12.30, que comíamos en el comedor del hospital. Luego ella seguía a las 14.00 con 4 horas más de trabajo.

Yo volvía a casa, otra hora y media de viaje, ahora con menos gente en el autobús.

Enseñando Squash

Mientras trabajaba en el hospital pude encontrar mi primer empleo como profesor de Squash en el complejo Hotelero Kempinsky.

Enseñaba varias horas por día a alumnos de países occidentales y también a ciudadanos chinos que hablaban inglés con un poder adquisitivo bastante alto.

La foto es extraída de una revista de actualidad de la época. 

Fui reconocido como el jugador número 1 de Squash en China y por ello la entrevista de la foto. Puedes ver el aspecto de debilidad que tenía. A pesar de ello debía persistir porque necesitaba los conocimientos, necesitaba saber cómo curar mi “Fibromialgia” y obviamente para mi sustento diario. 

Tanto sufría teniendo que hacer el esfuerzo físico que exige la enseñanza de un deporte de tal dureza que, en cuanto no tuve la necesidad de hacerlo en mi regreso a España, jamás volví a tocar una raqueta de squash! Actualmente, aunque me siento perfectamente, ni siquiera resisto el ruido de la pelota. Hasta ese punto llegó mi aversión!

Además utilicé mi tiempo para formarme en una disciplina de la medicina natural llamada Medicina Anti-homotóxica o también llamada Homotoxicología de Reckebeg.

Es la ciencia que estudia la influencia y los efectos sobre el organismo humano de sustancias que le son dañinas o tóxicas. A estas sustancias se las llama Homotoxinas. La cual sentó las bases de mis conocimientos del equilibrio del pH (acidez-alcalinidad).

Pasé 3 años muy sacrificados y duros. Tuve mejorías en los síntomas durante semanas para luego volver al inicio.

No fue hasta que decidí que el período de “China” en mi vida había acabado, y volví nuevamente a España, que mi salud no cambió. La decisión fue prácticamente forzada por mi falta de energía y dolores generales. Ya no podía continuar más.

En la foto la triste despedida con grandes amigos…

Gabriel Gaviña - Mi pequeña historia de Fibromialgia, en breve.

Habitualmente, cuando explico mi experiencia y recuperación de la Fibromialgia, las personas quieren saber muchos detalles para explicarlo a su conocido/a que también la padece. Recibía muchas consultas sobre ello y cada día eran más y más. Las atendía (y atiendo) en mi consulta particular, pero decidí entonces poner mi historia por escrito y de esta forma poder ayudar en la “búsqueda” a mucho más gente.

Tuve la suerte de nacer con talento para ser un deportista de élite de una disciplina de raqueta, el squash. Sólo pasaron dos años y medio desde mi primer partido hasta llegar a ser unos de los mejores del país. Y lo más importante de todo, jamás tuve que siquiera pensar en el tema de la salud. Lo cual es un perfecto indicador de que se está saludable.

El deporte me sirvió para viajar, conocer mundo y se abrieron muchas puertas con gran facilidad. Y nunca fui consciente de ello hasta mucho más tarde.

Buenas ofertas de trabajo relacionadas con mi deporte en España me permitieron pagar los estudios en nutrición y medicina china.

Abrí una consulta privada, me casé, y mi vida funcionaba como se esperaba… muy bien.

Un día comencé a padecer una serie de episodios gripales. Aproximadamente uno por mes, los cuales tenían una duración de al menos 5 a 6 días. Cada vez se alargaba el tiempo de recuperación de la supuesta “gripe”. Hasta que finalmente la recuperación nunca llegó.

Comencé a vivir con una alarmante falta de energía. Dolores en las articulaciones, fatiga extrema al punto de no poder levantarme de la cama. Frío constante incluido en tiempo de verano. Un estado de ánimo depresivo y otros síntomas que ahora no vienen al caso ahora.

Además mi matrimonio terminó en frustración. Mis pacientes no mejoraban lo que yo esperaba. Mi voluntad para entrenar y estudiar se redujo a mínimos.

Y lo peor de ello era no saber, ni remotamente, las causas de semejante crisis.

Pasaba períodos mejores y períodos peores pero sin una real recuperación.

La verdad es que me siento a escribir sobre mis fracasos no sin volver a sentir algo de lo que sentí en esos momentos. Soledad, temor, incertidumbre, desesperanza…

Pasé de ser alguien con muchas “puertas abiertas” en un momento de mi vida a no tener casi que comer ni, como dice el dicho… “dónde caer muerto”.

Nunca me faltaron buenos amigos pero muchas veces la vergüenza de mostrar mi incapacidad me impidió pedirles ayuda.

Gabriel Gaviña - Mi pequeña historia de Fibromialgia, en breve.

Habitualmente, cuando explico mi experiencia y recuperación de la Fibromialgia, las personas quieren saber muchos detalles para explicarlo a su conocido/a que también la padece. Recibía muchas consultas sobre ello y cada día eran más y más. Las atendía (y atiendo) en mi consulta particular, pero decidí entonces poner mi historia por escrito y de esta forma poder ayudar en la “búsqueda” a mucho más gente.

Tuve la suerte de nacer con talento para ser un deportista de élite de una disciplina de raqueta, el squash. Sólo pasaron dos años y medio desde mi primer partido hasta llegar a ser unos de los mejores del país. Y lo más importante de todo, jamás tuve que siquiera pensar en el tema de la salud. Lo cual es un perfecto indicador de que se está saludable.

El deporte me sirvió para viajar, conocer mundo y se abrieron muchas puertas con gran facilidad. Y nunca fui consciente de ello hasta mucho más tarde.

Buenas ofertas de trabajo relacionadas con mi deporte en España me permitieron pagar los estudios en nutrición y medicina china.

Abrí una consulta privada, me casé, y mi vida funcionaba como se esperaba… muy bien.

Un día comencé a padecer una serie de episodios gripales. Aproximadamente uno por mes, los cuales tenían una duración de al menos 5 a 6 días. Cada vez se alargaba el tiempo de recuperación de la supuesta “gripe”. Hasta que finalmente la recuperación nunca llegó.

Comencé a vivir con una alarmante falta de energía. Dolores en las articulaciones, fatiga extrema al punto de no poder levantarme de la cama. Frío constante incluido en tiempo de verano. Un estado de ánimo depresivo y otros síntomas que ahora no vienen al caso ahora.

Además mi matrimonio terminó en frustración. Mis pacientes no mejoraban lo que yo esperaba. Mi voluntad para entrenar y estudiar se redujo a mínimos.

Y lo peor de ello era no saber, ni remotamente, las causas de semejante crisis.

Pasaba períodos mejores y períodos peores pero sin una real recuperación.

La verdad es que me siento a escribir sobre mis fracasos no sin volver a sentir algo de lo que sentí en esos momentos. Soledad, temor, incertidumbre, desesperanza…

Pasé de ser alguien con muchas “puertas abiertas” en un momento de mi vida a no tener casi que comer ni, como dice el dicho… “dónde caer muerto”.

Nunca me faltaron buenos amigos pero muchas veces la vergüenza de mostrar mi incapacidad me impidió pedirles ayuda.

El Diagnóstico

Luego de innumerables pruebas diagnósticas y de visitas a diferentes especialistas de medicina interna, que terminaron con mis ahorros, todos llegaban a una conclusión muy parecida:

Tiene Fibromialgia…el gran descubrimiento!

¿Y ahora qué? Era mi pregunta, lógicamente.

No había ningún “ahora que” esperanzador. Los médicos me recomendaban, y lo digo textualmente porque lo recordaré siempre:

“Si le duele la cabeza tome aspirinas…si le duele el cuerpo, vaya al masajista”.

Choqué de lleno con el siempre ineficaz tratamiento de los síntomas de la medicina convencional.

Lo recuerdo con ironía ahora, pero en aquel momento sentía rabia, impotencia, incomprensión y hasta desprecio. Eran sentimientos equivocados, porque está claro, no era culpa de ESE médico, sino del enfoque equivocado de la medicina alopática para tratar las enfermedades crónicas.

Empecinado en lograr la solución por mi cuenta, entendí algo esencial, si mi intención era tratarme a mi mismo, entonces me faltaban conocimientos. Debía primero mejorar mi nivel de Medicina Oriental y Holística para poder afrontar con ciertas garantías la búsqueda de la salud perdida. Un día tomé la determinación de ir a estudiar a China, a Pekín, a pesar de la fatiga y dolores que padecía.

Más de 3 años en Pekín (China)

Me fui con 900 dólares en el bolsillo, el número de teléfono de un profesor de medicina china que conocí de la época de estudiante en España y… grandes esperanzas, nada más.

Viéndolo en retrospectiva estoy tentado a decir que fui culpable de… inmadurez, irresponsabilidad etc.  Pero lo cierto es que durante el primer tiempo aupado por la adrenalina que provoca mudarse a un lugar que, bien podría llamársele “hostil” para el extranjero, pude hacerme un lugar. En esos tiempos de 1996, el idioma totalmente desconocido, gente con una falta total de civismo y la tremenda polución ambiental lo convertían en una muy mala opción para vivir saludablemente y evitar el Stress, sino todo lo contrario.

El gris del ambiente en la foto no es niebla, es polución ambiental.

El Diagnóstico

Luego de innumerables pruebas diagnósticas y de visitas a diferentes especialistas de medicina interna, que terminaron con mis ahorros, todos llegaban a una conclusión muy parecida:

Tiene Fibromialgia…el gran descubrimiento!

¿Y ahora qué? Era mi pregunta, lógicamente.

No había ningún “ahora que” esperanzador. Los médicos me recomendaban, y lo digo textualmente porque lo recordaré siempre:

“Si le duele la cabeza tome aspirinas…si le duele el cuerpo, vaya al masajista”.

Choqué de lleno con el siempre ineficaz tratamiento de los síntomas de la medicina convencional.

Lo recuerdo con ironía ahora, pero en aquel momento sentía rabia, impotencia, incomprensión y hasta desprecio. Eran sentimientos equivocados, porque está claro, no era culpa de ESE médico, sino del enfoque equivocado de la medicina alopática para tratar las enfermedades crónicas.

Empecinado en lograr la solución por mi cuenta, entendí algo esencial, si mi intención era tratarme a mi mismo, entonces me faltaban conocimientos. Debía primero mejorar mi nivel de Medicina Oriental y Holística para poder afrontar con ciertas garantías la búsqueda de la salud perdida. Un día tomé la determinación de ir a estudiar a China, a Pekín, a pesar de la fatiga y dolores que padecía.

Más de 3 años en Pekín (China)

Me fui con 900 dólares en el bolsillo, el número de teléfono de un profesor de medicina china que conocí de la época de estudiante en España y… grandes esperanzas, nada más.

Viéndolo en retrospectiva estoy tentado a decir que fui culpable de… inmadurez, irresponsabilidad etc.  Pero lo cierto es que durante el primer tiempo aupado por la adrenalina que provoca mudarse a un lugar que, bien podría llamársele “hostil” para el extranjero, pude hacerme un lugar. En esos tiempos de 1996, el idioma totalmente desconocido, gente con una falta total de civismo y la tremenda polución ambiental lo convertían en una muy mala opción para vivir saludablemente y evitar el Stress, sino todo lo contrario.

El gris del ambiente en la foto no es niebla, es polución ambiental.

Gabriel Gaviña - 4 palabras de mis estudios

Creo que he sido un buen estudiante, pero solo de lo que realmente me ha interesado :)

Hice varios años de Agronomía en la Universidad de Buenos Aires pero no pasé de 3er año. Decidí que eso no era lo que quería.

Me fui a España a trabajar como profesor de Squash y a Estudiar Dietética y Nutición Humana.

Luego hice la Licenciatura de Medicina Tradicional China, Homotoxicología, Kinesiología Holística y Par Biomagnético.

Después fui 3 años a Pekín a estudiar más medicina china, y trabajé como médico de medicina china en el Hospital Hu Guo Zu y Dong Zhi Men de Pekín.

Gabriel Gaviña - 4 palabras de mis estudios

Creo que he sido un buen estudiante, pero solo de lo que realmente me ha interesado :)

Hice varios años de Agronomía en la Universidad de Buenos Aires pero no pasé de 3er año. Decidí que eso no era lo que quería.

Me fui a España a trabajar como profesor de Squash y a Estudiar Dietética y Nutición Humana.

Luego hice la Licenciatura de Medicina Tradicional China, Homotoxicología, Kinesiología Holística y Par Biomagnético.

Después fui 3 años a Pekín a estudiar más medicina china, y trabajé como médico de medicina china en el Hospital Hu Guo Zu y Dong Zhi Men de Pekín.

Gabriel Gaviña - Estudia e infórmate para poder ayudarte a ti mismo.

A través de mis escritos y la estructura básica de mi sitio (MUYBIO), he tratado de brindarles a las personas toda la información que necesitan para aprender a tratarse de forma segura, en sus casas, sin tener que pagar por una consulta personal. Sin embargo, cuando las personas han necesitado mi atención personal, ha sido un gran placer ayudar.

Afortunadamente, no existe una ley contra el aprendizaje sobre la salud y la medicina, entonces lo que realmente hago es enseñarles a las personas sobre ellos mismos, sus síntomas y qué hacer al respecto. Aunque la medicina natural es simple en la práctica, (todo es fácil una vez que sabes cómo) comprender nuestro estrés, las posibles causas de nuestra enfermedad no lo son.

El propósito al hacer consultas es abordar la mayor cantidad de cuestiones fundamentales involucradas en la enfermedad de una persona para aumentar sus posibilidades de recuperación. Nunca promociono un medicamento como cura para nada porque no tiene sentido. En mi opinión, un enfoque holístico del problema permite aumentar drásticamente las posibilidades de aliviar los síntomas y las enfermedades (tratar los desequilibrios).

La parte más difícil de lidiar con las enfermedades de nuestros cuerpos son los conflictos y problemas de la mente y las emociones. A menudo, las causas principales están más allá de lo estrictamente físico, y muchos de nosotros necesitamos enfrentar y cambiar algunas de nuestras costumbres y estilos de vida. Cuando escuchamos profundamente a las personas, a menudo, los cambios que necesitan se vuelven obvios.

La medicina occidental no tiene forma de abordar los problemas y las enfermedades a ese nivel del "ser". Ryke Geerd Hamer, un internista, cirujano alemán, creador de lo que se llama la Nueva Medicina Alemana, descubrió que los eventos físicos combinados con reacciones emocionales internas crean lo que llamó un "shock de conflicto biológico", que se manifestará como una transformación física visible en el cerebro, así como cambios mesurables en parámetros físico-nerviosos.

En mis consultas en línea, hago todo lo posible para tocar estos temas cuando sea apropiado. A menudo es importante, y a veces vital, para correlacionar los problemas físicos de una persona con las perturbaciones emocionales y los conflictos que están ocurriendo en un nivel más profundo.

Si crees que puedo ayudarte con una consulta, escríbeme a contacto(arroba)muybio.com y programaremos una sesión de Skype. Puedes ver las opciones aquí.

Gabriel Gaviña - Estudia e infórmate para poder ayudarte a ti mismo.

A través de mis escritos y la estructura básica de mi sitio (MUYBIO), he tratado de brindarles a las personas toda la información que necesitan para aprender a tratarse de forma segura, en sus casas, sin tener que pagar por una consulta personal. Sin embargo, cuando las personas han necesitado mi atención personal, ha sido un gran placer ayudar.

Afortunadamente, no existe una ley contra el aprendizaje sobre la salud y la medicina, entonces lo que realmente hago es enseñarles a las personas sobre ellos mismos, sus síntomas y qué hacer al respecto. Aunque la medicina natural es simple en la práctica, (todo es fácil una vez que sabes cómo) comprender nuestro estrés, las posibles causas de nuestra enfermedad no lo son.

El propósito al hacer consultas es abordar la mayor cantidad de cuestiones fundamentales involucradas en la enfermedad de una persona para aumentar sus posibilidades de recuperación. Nunca promociono un medicamento como cura para nada porque no tiene sentido. En mi opinión, un enfoque holístico del problema permite aumentar drásticamente las posibilidades de aliviar los síntomas y las enfermedades (tratar los desequilibrios).

La parte más difícil de lidiar con las enfermedades de nuestros cuerpos son los conflictos y problemas de la mente y las emociones. A menudo, las causas principales están más allá de lo estrictamente físico, y muchos de nosotros necesitamos enfrentar y cambiar algunas de nuestras costumbres y estilos de vida. Cuando escuchamos profundamente a las personas, a menudo, los cambios que necesitan se vuelven obvios.

La medicina occidental no tiene forma de abordar los problemas y las enfermedades a ese nivel del "ser". Ryke Geerd Hamer, un internista, cirujano alemán, creador de lo que se llama la Nueva Medicina Alemana, descubrió que los eventos físicos combinados con reacciones emocionales internas crean lo que llamó un "shock de conflicto biológico", que se manifestará como una transformación física visible en el cerebro, así como cambios mesurables en parámetros físico-nerviosos.

En mis consultas en línea, hago todo lo posible para tocar estos temas cuando sea apropiado. A menudo es importante, y a veces vital, para correlacionar los problemas físicos de una persona con las perturbaciones emocionales y los conflictos que están ocurriendo en un nivel más profundo.

Si crees que puedo ayudarte con una consulta, escríbeme a contacto(arroba)muybio.com y programaremos una sesión de Skype. Puedes ver las opciones aquí.